ANTECEDENTES
El sector frutivitícola ocupa en Uruguay
una superficie total de 25.500 ha. Algo más de la mitad están concentradas en
los departamentos de Canelones y Montevideo y el resto distribuido en todo el
país con participación principal de olivares y viñedos.
De la superficie total, 7.400 ha están
destinadas a los frutales de hoja caduca de las cuales el 50% corresponden a
cultivos de manzanas, 27% a durazno y 13% a pera; 8.100 ha a uva de vino y casi
10.000 ha a olivos principalmente para producción de aceite.
El sector frutícola nuclea un 78% de
productores familiares de pequeña a mediana escala, predominando los predios
menores a cinco hectáreas, contribuyendo con el 4,6% al Valor Bruto de la
Producción Agropecuaria.
La producción de frutales de hoja
caduca tiene como principal destino el consumo en fresco en el mercado interno
(81%), siendo mínimos los volúmenes de exportación (7%) pero muy variables
según la especie y el año. La industria absorbe parte de la producción de
manzana, pera, durazno, ciruela y membrillo (12%).
Durante los últimos años ha sido muy
fuerte el crecimiento de algunos rubros frutícolas con auspiciosas perspectivas
comerciales, destacándose el caso de los arándanos, los olivos y más
recientemente los nogales pecan.
También han comenzado a despertar
interés entre productores y consumidores los frutos nativos como guayabo del
país, arazá, pitanga y guaviyú, entre otros.
Este sector de la producción nacional
se enfrenta al desafío de mejorar su rentabilidad. En este sentido toma especial
importancia la apertura, consolidación y participación competitiva en mercados
regionales y de ultramar que permita, por un lado, equilibrar la oferta y la
demanda interna de frutas, vinos y otros productos de un sector en crecimiento
y, por otro, la incorporación de tecnología que mejore la relación
beneficio-costo con un mayor retorno económico para quienes participan en la
cadena.